Mi abuelo no se fue a Cuba

El grup Port-Bo a la Cantada d'Havaneres de Calella (1978). Imatge cedida pel centre de documentació de la Fundació Ernest Morató. Col·lecció Carme Morató

21 Jun Mi abuelo no se fue a Cuba

La habanera viene de La Habana, ¿verdad? Pues no. O mejor dicho: sí pero no. Todas las tradiciones son en mayor o menor medida construcciones sociales, recreaciones idealizadas del pasado que creemos tener, y la habanera no lo es menos. El escritor y pedagogo Joan Soler i Amigó explica en Cultura popular tradicional (Pòrtic, 2001): «La habanera nació en Cuba en el siglo XIX […]. Deriva de la country-dance inglesa y la posterior contredanse francesa, devenida contradanza en nuestro país. La criollización de este ritmo europeo, impregnada del son y el danzón antillanos, se convirtió en tango americano o americana, llamado después danza habanera o simplemente habanera«.

Es decir que la habanera era un ritmo europeo impregnado de sabor cubano, pero allí el estilo quedó en desuso a comienzos del siglo XX, mientras que aquí ha perdurado. Transformándose, claro. Por un lado, músicos académicos como Ravel, Bizet, Debussy, Albéniz, Falla, Tàrrega y Montsalvatge, en un momento de interés por lo que entonces se llamaba «nacionalismo musical» (expresiones del folclore de diferentes rincones del mundo llevadas a la música de concierto), la incluyeron en su repertorio. Y por otro, el género se cultivó en el ambiente popular: se cantaba en teatros musicales, cafés cantantes y zarzuelas. El autor añade que «Josep Anselm Clavé fue un impulsor de habaneras, consideradas contradanzas coreadas, algunas escritas por él mismo».

En Això és l’havanera (La Campana, 1995), Xavier Febrés sostiene que la habanera tal como la conocemos deriva esencialmente de esta expresión popular española, cada vez más alejada del original americano. Dice el periodista que «las características de la zarzuela permitían la introducción en la partitura global de piezas singulares, como seguidillas, minuetos, rondós, guajiras, jotas, contradanzas» que «en algunos casos se hacían más populares que la obra en conjunto» . Entre las zarzuelas que contenían habaneras menciona Don Gil de Alcalá, de Penella Moreno, Marina, de Camprodon y Arrieta, La verbena de la Paloma, de Bretón, y Los sobrinos del capitán Grant, de Carrión y Caballero, entre otras.

El caso es que estas piezas tenían muy poco de cubano. De América cogían el cliché: «Uno de los protagonistas argumentales o escénicos de la habanera trasplantada a España, conjuntamente con la mulata sensual, era el negro indolente, ingenuo, gracioso e ignorante». Josep Pla se reía de las habaneras de su adolescencia: «La cosa coge un aire absolutamente gondoliero y veneciano, y si sale la luna la ilusión es total». Y para decir que Gaztambide, uno de los autores de moda del momento, se dedicaba al género no dice que hacía americana sino que la perpetraba.

Por tanto estamos ante una recreación tópica de un ideal lejano, de una caricatura. Por su supuesto origen, o por el mundo que pretendían recrear, llevaban letra en castellano. Fue el sensacional éxito de El meu avi, de José Luis Ortega Monasterio (nacido en Cantabria pero establecido en Cataluña), lo que hizo ver a los autores de aquí que también se podían escribir en catalán. Por fortuna, las letras y la música de la habanera han evolucionado mucho. La balada d’en Lucas, del mismo Ortega Monasterio, por ejemplo, se olvida de las Antillas para hablar de una temática bien nuestra: cómo la llegada del turismo masivo afectó una costa que comenzaba así a ser menos brava.

El grupo Port-Bo en la Cantada d'Havaneres de Calella (1978). Imagen cedida por el centro de documentación de la Fundación Ernest Morató. Colección Carmen Morató

El grupo Port-Bo en la Cantada d’Havaneres de Calella (1978). Imagen cedida por el centro de documentación de la Fundación Ernest Morató. Colección Carme Morató

 

Sean cuales sean sus orígenes, la habanera es un género vivo y cautivador. Como el tango o el flamenco, se puede practicar con desgana, como mera máquina de hacer dinero, o se puede experimentar con intensidad, con resultados admirables. Los amantes del género no se tragan cualquier cosa. Así como del flamenco se dice que tiene duende cuando está interpretado con alma, cuando la habanera te mece suavemente y te sume en una dulce nostalgia se dice que tiene salanc («salobre»).

Si, como a nosotros, os gustan las habaneras, aquí tenéis unas cuantas cantadas a las que podéis ir este verano. No es un listado completo, ¡si conocéis alguna más hacédnoslo saber!

 

Qué

Dónde Cuándo

Web

Cantada d’Havaneres Vulpellac 25 junio (último sábado junio)
50 Cantada d’Havaneres Calella de Palafrugell 2 julio (primer sábado) www.havanerescalella.cat
Cantada d’Havaneres i Cançó de Taverna Platja d’Aro – Cavall Bernat 9 julio (segundo sábado julio) www.platjadaro.com
Cantada d’Havaneres Pals – Platja de Pals 9-10 julio (segundo fin de semana julio) www.pals.cat
II Cantada d’Havaneres i Boleros Sant Antoni de Calonge 16 julio (tercer sábado julio) www.calonge.cat
Cantada d’Havaneres L’Estartit 30 julio (último sábado julio) www.visitestartit.com
Cantada d’Havaneres Platja de la Fosca, Palamós (1 agosto 2015) www.visitpalamos.cat
Cantada d’Havaneres L’Escala 4 agosto (primer jueves agosto) www.visitlescala.com
Cantada d’Havaneres Llafranc, Palafrugell 6 agosto (primer sábado agost0) www.palafrugell.cat
Cantada d’Havaneres i Cançó de Taverna Platja de Sant Feliu de Guíxols 5-6 agost0 (primer fin de semana agost0) www.guixols.cat
Cantada d’Havaneres de la Costa Daurada Calafell 5-6 agost0 (primer fin de semana agost0) http://turisme.calafell.cat
Cantada d’Havaneres Begur Segundo sábado agost0 www.begur.cat
Mostra de l’Havanera Catalana Palamós (tercera setmana agost0) www.visitpalamos.cat
Cantada de Sant Roc Calella de Palafrugell 13-14 agost0 (fin de semana más próximo a San Roque) www.palafrugellcultura.cat
Cantada Havaneres Tamariu, Palafrugell Primer sábado septiembre http://visitpalafrugell.cat

 

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